AMAR NUESTRO CUERPO: LO BUENO Y LO MALO DE LAS REDES SOCIALES
¿Te has sentido tentada por hacer los “maravillosos” retos de perder peso en 7, 10 ó 20 días? ¿Sigues las cuentas que te motivan a luchar por un “cuerpo fit”?
Vivimos en una sociedad donde estamos totalmente bombardeados de información, tenemos acceso a pautas publicitarias por todas partes. Ya no es solo lo que vemos por televisión y revistas, ahora hay cada vez más libros con consejos para ser fit o tener una vida “saludable”. No debemos dejar a un lado Facebook e Instagram, que se han convertido en las plataformas preferidas para hacer publicidad e imponer este tipo de modas.
Los que han leído sobre mí, saben que tuve una etapa de mi vida “oscura” donde mi vulnerabilidad se vio afectada y caí en la bulimia por muchos años. Las causas fueron muchas: psicológicas, mentales y genéticas; pero también hay factores socioculturales que cada día nos presionan más para ser delgada. Y ahora no solo deberíamos estar flacas, a eso hay que sumarle el hecho de que deberíamos estar “fit”, comer limpio, orgánico y saludable.
Hace algún tiempo comencé a seguir estas cuentas de chicas que promueven una vida saludable, donde exponen sus cuerpos fit, sus antes y después, y las fotos de cada comida que ingieren, dan malos consejos, tienen sus propias reglas, tienen sus frases típicas como “Ceros excusas” “No pain, no gain” “La belleza duele” y “Las excusas no queman calorías”.
No niego que me vi tentada a intentar otra vez volver a tener un cuerpo de revista, y digo intentar otra vez, porque en aquella época de mi enfermedad ese era mi objetivo, pero fracasé en el intento, y a decir verdad, me hice muchísimo daño tratando de lograr la “perfección” que nunca llegó.
Cuando empecé a verme envuelta en esta moda, hice un alto en el camino, escuché a mi cuerpo, que me pedía no volver a caer en un desorden alimenticio disfrazado, un desorden que está cogiendo fuerza en nuestra sociedad.
Les hablo de la ORTOREXIA. Esta enfermedad se deriva del griego orthos, lo correcto, y orexi, apetito; lo que quiere decir, literalmente, “hambre por la comida correcta”. Aquí prima la obsesión por comer sano.
Con esto no quiero decir que todas aquellas personas que han entrado en esta onda padezcan la enfermedad, una cosa es querer brindarle a tu cuerpo alimentos más limpios y otra muy distinta es obsesionarse a tal punto de no poder salir con tus amigos a comer o aislarte del mundo que te rodea para poder “cumplir” tus metas con la alimentación.
Estudios recientes confirman que 2 de cada 10 mujeres son ortoréxicas y su obsesión por comer sano es cada vez mayor.
El tema de las redes sociales nos hace creer que la felicidad está en ser las más “bonitas”, en montar fotos donde te veas feliz, donde muestres tu cuerpo marcado, tu rostro perfecto y donde muestres que tu cuerpo esta “socialmente aceptado”.
Esa es la triste realidad, nos dejamos embaucar por todas estas personas influyentes que hacen que nos motivemos a seguir sus pasos, de manera inadecuada, sin un conocimiento profesional y a la ligera, haciendo que aquellos más vulnerables comiencen su propia pesadilla.
Opté por salirme de ese mundo, que de hecho no me duró mucho, y empecé a ser consciente de lo que estaba siguiendo en mis propias redes. Decidí eliminar todas aquellas cuentas que no muestran una vida real, que no me generan valor a mi vida sino sufrimiento y presión por estereotipos de belleza inalcanzables.
Para contrarrestar esas cuentas, decidí junto con mis socias, crear nuestra propia cuenta en Instagram llamada “@elcuerpoquesomos”, donde las primeras víctimas hemos sido nosotras, donde queremos poner nuestro granito de arena para que empecemos a amarnos y a aceptarnos tal como somos, a no tener que buscar un ideal de belleza ni un estereotipo definido sino empezar a hacer un trabajo por nosotras, por nuestra alma, nuestro corazón y nuestra tranquilidad.
Es una cuenta donde expresamos que el amor propio es lo que realmente debe importarnos, donde todos los días ponemos una frase que no solo nos motive a amarnos a nosotras mismas, sino que motive a muchas personas que quieran una vida diferente, pues después de mucho tiempo entendí, que el tal cliché de “amarme y aceptarme como soy” sí es posible, que es una decisión continua y constante, que no es fácil, pero que en realidad nada que valga la pena lo es, y gracias a “El cuerpo que somos”, vamos por buen camino, en búsqueda de la tranquilidad emocional con nuestro cuerpo, nuestra alma y espíritu.
Dejar a un lado las cuentas que de cierta forma me hacían daño, hizo que sintiera un “fresquito” en mi vida.